lunes, 1 de junio de 2015

Cuento Time!!!

Los asicura

Pocas veces me había interesado en la librería de mi abuelo, siempre recordare como pasaba sus días repasando los libros con la mirada vacía, desesperado como si esperar no fuera una opción o el simple hecho pasar del tiempo perdido lo molestara gravemente. Naturalmente pensamos que de debía a una demencia senil, sin embargo no podía evitar sentirme extraño. Después de morir en su último aliento declaro que su colección de libros me pertenecería a mí.

Después de recibir todos los libros en mi sala, no pude evitar sentirme incomodo, como si fuera un mal presagio. La ansiedad que sentí ese día la califico como la segunda peor experiencia de mi vida. Tras minutos de intenso estrés tome la estúpida idea de revisar los libros, el inmenso hedor proveniente de las hojas amarillas y viejas me hizo pensar más de dos veces lo que estaba haciendo. Pase toda la noche revisando libro tras libro, en busca de algo, ese mismo algo que me mantenía tan tenso. Aun recuerdo como la luz tenue del foco de la sala junto con el silencio de la noche me hicieron compañía. Al menos  hasta que un libro llamo mi atención. Un libro pequeño, destacaba por no tener ninguna letra en su vieja y roja portada sumada a un aura llamativa y a la vez peligrosa.

Al abrirlo lo primero que se veía era un horrible dibujo, como si hubiera sido sacado de las horrendas y pútridas pesadillas de un monstruo y símbolos que me eran simplemente identificables, el pulsar de mi corazón se aceleraba cada vez mas, cerré el libro y respire hondo, gran parte de mi quería deshacerse del libro pero el morbo y la curiosidad me eran más fuertes. Pagina tras página dibujos y símbolos aparecían ante mis ojos pero había algo aun más sorprendente.

La letra del abuelo en la tinta roja en el pie de una página, lo que me heló la sangre fue ver mi nombre escrito y una flecha señalando unos símbolos con la palabra brecha escrita en ella.

El disgusto duro poco ya que el silencio reinante fue perturbado por el sonido de la puerta siendo tocada, oculte el libro y me dispuse a abrir la puerta, mi sorpresa fue grande cuando al girar la perilla un hombre con un traje escarlata apareció ante mis ojos, ni tiempo tuve de reaccionar  cuando mi mirada se empezaba a nublar y mis rodillas cedían a la gravedad. 

Cuando desperté estaba inmovilizado por alguna extraña fuerza, el hombre vestido de escarlata sostenía el libro en la mano.

-¿Sabes qué es esto verdad?- Dijo con una voz cavernosa sin siquiera dirigirme la mirada -Oh claro ni siquiera puedes hablar. Deja que te cuente una historia.
En las montañas de Hasvir en el ahora muerto y pútrido planeta de Revis una vida comenzaba su existencia, una raza tan poderosa, que en comparación ellos son dioses ante nosotros. Por su parte seres cuyo paso en el tiempo era ilimitado por infinidad de eones y cuyo poder transcendía toda lógica humana, postraron su atención a esas criaturas, les causaba como en el pasar de infinidad de siglos la raza escapaba de una y otra vez de su esfera de cristal.

Los Asicura, fue el nombre dado por los antiguos, mientras los demás observaban aquella especie, 3 antiguos los cuales estaban apresados por la sola incoherencia de sus existencias miraron en ellos su oportunidad de tomar venganza. Junto a los Asicuras ellos han establecidos el caos en infinidad de dimensiones.
Mientras mi cerebro procesaba esta información, el hombre de traje escarlata camino lentamente hacia algún tipo de brecha justo en el centro de la sala, por aquella energía que fluía bestialmente mi cabeza palpitaba y mi respiración se hacía honda y torpe, antes de partir el hombre se giro ante de mí y me dijo:

-Si tu dios perdona dile que lo siento pero hasta aquí hemos llegado, nieto -Acto seguido miles de tentáculos salieron del portal reptantes sujetaron al hombre engulléndolo dentro de la obscura brecha.

Desde entonces las cosas han ido diferentes, para mí ya nada tiene sentido, mi vida se ha sumergido en el mar de la desesperación y la locura, lo único que me queda es esperar... esperar hasta que el día y la noche pierdan significado y el aullido de aquellas bestias atragante los lamentos de mi mente.

                                       Fin


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